Si los celos son señales de amor, son como la calentura en el hombre enfermo, que el tenella es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.
Los celos son una respuesta emocional compleja y perturbadora que surge cuando la persona percibe una amenaza hacia algo que considera como propio. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud que afloran ante la posibilidad de que la persona amada reste atención en favor de otra. También se conoce así al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesiones de otra persona.
A la mayoría de la gente lo primero que se le viene a la cabeza cuando piensa en un pavo es la cena de Navidad o alguna otra celebración «especial», pero para estos sensibles e increíbles animales, dichas celebraciones no tienen nada de especial ya que sólo implican el final de un largo viaje lleno de engorde a base de pienso.
¿Cómo son los pavos?, ¿qué les gusta, entretiene o asusta? Como veremos, son animales fascinantes, que cuidan de los suyos, exploran el mundo desde pequeños y a quienes les encanta darse baños de arena. En la cultura indígena de otros lugares fuera de nuestra ciudad, el pavo es un animal al que se le rinde culto mediante figuras totémicas. Así, según el chamanismo con el que se alinean algunos nativos americanos, el pavo es un símbolo de la mismísima Madre Tierra y se le venera para que traiga cosechas abundantes en temporada.
Cuando le conocí era un pavo orgulloso y altanero, de plumaje blanco largo, pico fuerte,
y doble pechuga, un peso pesado listo para hornear.
Las pavas no crían bien a sus polluelos ya que los huevos son más grandes que sus alas, por lo que en ocasiones deciden convertirse en gallinas cluecas y criar los pavi-pollos.
Por otro lado, los pavos machos no son quisquillosos. Si se les muestra un reclamo que se parezca a un pavo hembra irán encantados a acompañarla con el mismo entusiasmo que irían si se tratase de Farah Diba en sus mejores tiempos.
Con la evolución de las costumbres, los pavos adolescentes han modificado su conducta respecto al sexo; ahora ellas también toman la iniciativa con estrategias de seducción más abiertas y directas que activan tanto las chicas como Los Chichos. Esta modificación les llevó al descubrimiento de la sexualidad con exploración de los placeres que produce el practicarla a solas o en compañía, observación que intrigó a Martin Schein y Edgar Hale de la Universidad de Pensilvania.
Después de observar la modificación de conducta señalada, sintieron curiosidad por hacer una relación exhaustiva de los estímulos que necesita un pavo para excitarse y decidieron embarcarse en una larga serie de experimentos para encontrarlos.
Tomando como referencia un señuelo con características de pava, fueron quitándole partes (pelando la pava). Primero le quitaron cola, pies y ambas alas, pero el macho seguía caminando al lado del señuelo e intentaba progresar adecuadamente en el terreno amoroso. Finalmente, cansados de ir quitándole partes una detrás de otra, los investigadores dejaron sólo la cabeza del muñeco pinchada en un palo. Sorprendentemente, el pavo macho aún mostraba gran interés. De hecho, prefería la cabeza al resto del cuerpo, como le ocurrió a la otra con la cabeza de Julien Sorel o a Herodías con la de San Juan Bautista.
Tanto educadores como padres debemos proporcionar a los adolescentes informaciones claras y completas, primando, en su caso, la recomendación de tener una época del pavo consciente, responsable, segura y placentera, pues es esta edad una fase en la que los jóvenes necesitan comprobar las posibilidades y habilidades del cuerpo en proceso de transformación. Por ello, la práctica de deportes es particularmente aconsejable en esta edad.
Schein y Hale posteriormente investigaron lo mínimo que podía hacerse con la cabeza. Descubrieron entonces que las cabezas recién cortadas atraían más y mejor si estaban pinchadas en un palo que si se dejaban dentro de un zapato. Llegaron de este modo a la conclusión de que si el pavo macho no tenía nada más se conformaba con una cabeza estuviera donde estuviera, pero que las prefería ensartadas en palos de madera.
Llegaron de este modo a la conclusión de que los pavos se adhieren a la filosofía de «si no puedes estar con quien quieres, entonces quédate aunque sea con su cabeza».
Curiosamente, contrastando los hábitos de apareamiento de otras aves de corral, Schein y Hale han realizado pruebas similares en gallos blancos de Leghorn. Para los más interesados, recomendamos un artículo en el que recogieron los resultados de esta investigación que cuenta con uno de los títulos más sugerentes de la ciencia: “Effects of morphological variations of chicken models on sexual responses of cocks.”, cuya traducción sería: «Efectos de las variantes morfológicas de los señuelos de gallina en las respuestas sexuales de los gallos.»
El gallo es un pez que pertenece a la familia de los peces planos, emparentada lejanamente con la de los pies planos, cuyas especies se caracterizan por tener los dos ojos en el lado izquierdo del cuerpo según se mire.
Fernando FERNÁNDEZ PERDICES